8 mar 2010

StopMan

El sábado pasado a las 18:30, aproximadamente, íbamos mi novia y yo en mi furgola entrando a la circunvalación por la redonda de Méndez Núñez, dirección Madrid, para volver a casa después del trabajo.

Justo allí había un chaval de unos 25 años, con pelo corto y rubiasco , alto y delgado. Su ropa estaba raída, llevaba un par de macutos y una guitarra. Arrastraba un cargado olor corporal.

Bajé la ventanilla y pregunté dónde iba, el me contestó diciéndome que si hablaba inglés. Le hice un gesto para que subiera a mi coche a la vez que pronunciaba: "my english is a big shit", subió y me hizo entender que quería dirigirse a Madrid. Cuando le aclaré que mi casa estaba muy cerca, me dio a entender que no importaba que algo era algo, y que si había una gasolinera cerca, sería un buen sitio para dejarle. No había gasolineras de camino, y mientras pensaba un buen sitio para él, me preguntó que si sería posible darse una ducha en casa. Así que dejé de pensar.

Ya en casa, se dio la ducha, nos ofreció un cigarro mientras se encendía uno y empezó a contarnos su historia. Al rato le pregunté que si tenía hambre y si le gustaba la pasta oriental, se la puse en la mesa y la engulló. Siguió enseñándonos sus dibujos con versos, fotos y poemas. Hasta que pasamos un par de horas filosofando juntos. Hubo un momento en el que sacó 10 €, para ir a comprar algo de beber, pero yo había quedado ya y, a parte de para comer, tenía que comprarme mis propias cosas para cuando esa misma noche nos juntáramos con algunos amigos del curro para tomar algo. Además el mercadona cerraba y tenía que comprar si no quería tener que esperar hasta el lunes para que abriese. Pero además de eso preguntó si era posible dormir en casa.

Contesté que no era posible porque no era solo mi casa, además de que era una situación extraña y que...
Me cortó diciéndome que no pasaba nada. Que lo entendía.

Me extrañaba que ahora pareciera más agradecido que justo después de la ducha, darle unos de mis calcetines y el plato de pasta. Así se despidió, con una sincera cara de agradecimiento, mientras decía que nos cuidáramos, nos agradeció todo lo que hicimos por el y se fue con una sonrisa en la cara tras haberle deseado suerte...

Esa noche había en mí una inquietud que no me dejaba quitar de mi cabeza la idea de dónde dormiría StopMan, si tendría suerte de verdad o no, si sigue con vida o si la vida le ha llevado a intentar repetir lo que anteriormente no tuvo suficiente valor para haber terminado.
En el fondo no me siento culpable, pero sí deseo lo mejor para él.


Era la primera vez que recogía a un autoestopista.


Era un polaco que después de viajar por todo Europa con su novia llegaron a Nerja.


Esto lo supimos porque tras la ducha nos enseñó algunas fotos suyas y de su novia por diversas ciudades europeas. Empezó contando que su historia era por una chica, le preguntamos educádamente si necesitaba contarlo, pero no quiso hablar y se marchó a la ducha. Mientras tanto observaba sus dibujos y un poema que habíamos medio-traducido (dos cisnes, uno blanco y otro negro, nadaban juntos por un lago. El blanco se marcha, y el negro siente que quieren matarlo. Este intenta ahogarse metiendo la cabeza bajo el agua, pero sus alas se abatían y hacían que no pudiera dejar la cabeza hundida), seguía pensando quien era StopMan.

Cuando terminó la ducha y mi chica fue a ducharse. Nos quedamos solos él y yo. Yo quería que encontrase de nuevo el sentido de su propia vida, y le conté un poco mi vida y le dije que no sabría decirle si las alas eran buenas o malas. Desde ahí en adelante conectamos y empezamos a filosofar... y entre otras cosas a contarnos nuestra vida e historias.

Coincidíamos en muchas cosas (TV, religión, guerras, dictaduras...), su forma de encontrar su identidad era muy compatible con la mía. Nuestras infancias eran parecidas en cierto modo, ya que los dos aprendimos a revalorar las cosas y ser conscientes de la importancia de la empatía que posibilitaba el poder sentir qué sensaciones y sentimientos que lleven a un homo-sapiens a hacer determinadas cosas. Los porqués de porqué.

Después de conocerlo un poco más a él y su historia, era totalmente lógico y posible pensar en el suicidio como algo normal. La vida había llegado a ser lo más pésima para StopMan, el sentido de su vida lo había perdido, perdió el norte de su propio camino hacia la felicidad. Pero había algo que no le dejaba hacerlo. Esa era su suerte, se dio cuenta de eso, así que pasó a ser CONSCIENTE, aunque algo perdido.

Entre esto y la experiencia viva de que lo peor ya lo tenía, es lo que me hizo pensar que era extraño que no aparentaba la gratitud que yo pensaba que iba a sentir, o por lo menos aparentar. Porqué si parecía buena persona y me transmitía sinceridad y naturalidad. Tenía que encontrar una explicación y llegué a pensar que cómo la mayoría de la gente no se implicaría en mejorar sus circunstancias, debido a la lógica prejuicial. Y por eso mismo intentaba ocultar su gratitud hacia mí.

Si quería quedarse a dormir en casa la única manera de conseguirlo, sería consiguiendo que una de las pocas personas que se implica con él, no sienta que ha hecho suficiente por él, que sienta la necesidad de hacer algo más por él. Para conseguir lo máximo de esa persona. Era una situación incomoda, pero tenía una ventaja, creía pensar que era consciente de lo anterior, (aunque consciente también de que es solo una posibilidad subjetiva).

Por ello quise filosofar con él, para conectar y plantar una semillita en su mente que podría germinar en el entendimiento de mi actuación y mi forma de ver las cosas.

Así que le dije que me dijera si me equivocaba o no:
"Si tenía dinero, porqué no pagaba un billete de algún transporte que le llevase a Madrid. Creía pensar al creer pensar que no lo pagaba porque en realidad no quería ir a Madrid, solo escapar de Málaga".

No se que me demostró su cara, a mí me pareció que se sorprendió de algún modo a la vez que hizo un pequeño gesto de ¿afirmación? y se arrancó a contar su historia. Contó que venía de Málaga, y que quería escapar de allí tras una discusión con su compañera. Por lo que contó, la muchacha se iba a marchar de casa tras la pelea, pero StopMan hizo que esperara y se quedara en casa... Después él rompió una botella, se cortó por la muñeca y se marchó de casa.

En ese momento bajó mi novia duchada, vestida y con prisa, eran las 9, ¡Ups...MERCADONA!.
Y fue cuando decidí ser natural e intentar justificar sinceramente que no lo conocía lo suficiente para dejarlo dormir en una casa que no era solamente la mía. Pero me cortó evitando que me "excusara". Le cambió la cara y mientras salíamos empezó a demostrar todo el agradecimiento que antes le faltó demostrar por lo que habíamos echo por el, me dio un abrazo. Todo me pareció muy sincero.

Fue una situación extraña, pero no por rara, sino por inusual, por la incertidumbre de no saber 100% seguro si cada uno nos conocimos profundamente bien, y nos comprendimos nuestros porqués de nuestras actuaciones, si solo me pasó a mí, si solo le pasó a el. O simplemente fue casualidad.

De todos modos, nos ha servido a los dos. El dejó de estar esperando a que parase un coche para darse una ducha, tomar una cena, unos calcetines limpios, un rato de calor, estar 5 km más lejos de Nerja y la influencia de mí en su vida; Yo dejé de vivir mi rutina quizás para sentirme bien por hacer algo bueno por alguien. Pero también quizá nos influimos de manera considerable para que yo sea mejor persona y para que el encuentre de nuevo su sentido de su vida. Son solo posibilidades, suposiciones, etc. Pero si te sirven personalmente porqué no utilizarlas (siendo conscientes).

Aquella tarde creo que paré al ver a StopMan porque hubo un problema en mi curro. No teníamos con quien bajarnos de Sierra Nevada al terminar nuestro trabajo.
Nos quedaba una de dos: O echar 2 horas y media extras (no remuneradas) para poder bajarte con la misma excursión y autobús que subimos. O una proposición de un compañero: hacer autostop (tomando la palabra a los que exclamaron que nosotros (los monitores) ya no hacíamos falta en la excursión porque iban solo a comprar y estar disfrutando de Pradollano por su cuenta.

Me pareció extraño el hacer autostop pero era la única manera de evitar todas las consecuencias que suponían el que trabajáramos por la cara (que no es por vagos, son otros temas que tienen mucha discusión), así que me compensaba, pero me inquietaba cómo sería la experiencia, (nunca he hecho autostop).

Tuvimos suerte y pudimos bajar a nuestra hora sin hacer autostop. Pero yo seguía pensando...

Hasta que conocí a StopMan.

1 comentario:

  1. Me encanta la historia¡¡ No te conozco pero es genial, me ha hecho pensar... :)

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